Cuando se cre¨® el Grupo de los 77, yo ten¨ªa poco m¨¢s de 40 a?os. Junto con el Movimiento de los Pa¨ªses No Alineados (MNOAL), dicho Grupo era un s¨ªmbolo de las aspiraciones de los pa¨ªses en desarrollo en materia de emancipaci¨®n, desarrollo e independencia econ¨®mica y pol¨ªtica. Se trataba de establecer medios colectivos con el compromiso de contribuir a alcanzar estos objetivos interrelacionados, as¨ª como de otorgar a las nuevas naciones que hab¨ªan surgido y a los Estados de la periferia mundial una mayor presencia en la escena mundial y en los asuntos internacionales. A d¨ªa de hoy, 50 a?os m¨¢s tarde y con algo m¨¢s de 90 cumplidos, me alegra constatar que los fundamentos y objetivos (tanto originales como subyacentes) que llevaron a la constituci¨®n del Grupo de los 77 siguen siendo v¨¢lidos y pertinentes.

Considero el Grupo de los 77 como un s¨ªmbolo de la b¨²squeda (y un elemento esencial) de la democratizaci¨®n de las relaciones internacionales, de las Naciones Unidas y del sistema de las Naciones Unidas. Se trata de un medio para otorgar voz y mayor influencia a los pa¨ªses en desarrollo, cuya inmensa mayor¨ªa sigue estando marginada en el panorama mundial y no tiene a escala individual la capacidad ni la relevancia necesarias para que se les escuche y se les preste la debida atenci¨®n, y menos a¨²n para influir en el curso de los asuntos mundiales. Para estos pa¨ªses, en un sistema mundial donde sigue prevaleciendo la hegemon¨ªa y el ejercicio del poder puro y duro, el ¨²nico modo de superar en cierta medida su posici¨®n perif¨¦rica y dependiente, de adquirir cierta relevancia y de ser tenidos en cuenta es a trav¨¦s de una acci¨®n en grupo y de la cooperaci¨®n Sur-Sur.

De ah¨ª la importancia capital del Grupo de los 77, as¨ª como del MNOAL, en lo que respecta a los asuntos mundiales y a la democratizaci¨®n de las relaciones internacionales.

Hacia el final de mi mandato como Secretario General de las Naciones Unidas, publicamos un Programa de Democratizaci¨®n, un documento de gran importancia que, dada la evoluci¨®n geopol¨ªtica de aquel momento, pas¨® desapercibido en buena medida y no recibi¨® la atenci¨®n que merec¨ªa en el ¨¢mbito pol¨ªtico.

Posiblemente no eran la ¨¦poca ni el momento adecuados para elaborar y hacer p¨²blico tal documento. No obstante, la democratizaci¨®n de las relaciones internacionales y la superaci¨®n del gran poder hegem¨®nico son asuntos de m¨¢xima actualidad que revisten m¨¢s importancia que nunca, y deben ser uno de los principales objetivos estrat¨¦gicos del Grupo de los 77 y de la lucha del Sur Global, que necesita proseguirse con renovada determinaci¨®n.

Por tanto, para el Grupo de los 77 es importante volver a examinar y actualizar sus fundamentos, los objetivos clave que unen a todos los pa¨ªses en desarrollo y la forma de utilizar el poder inherente a su unidad y a la solidaridad vinculada a su diversidad. En este contexto, apoyo la propuesta de establecer un nuevo Centro del Sur encargado de analizar, estudiar y recomendar a los pa¨ªses del sur un modo de hacer frente a los desaf¨ªos comunes, as¨ª como de influir en el orden mundial y darle forma en la cambiante situaci¨®n actual.

Concluyo este breve mensaje deseando todo el ¨¦xito posible al Grupo de los 77 en su 50? aniversario, en su continua y consolidada actividad durante los a?os y d¨¦cadas venideros, y en su proceso orientado a asumir un papel de liderazgo decidido y fundamental (como voz de las cuatro quintas partes de la humanidad representadas por sus Estados miembros) a la hora de alcanzar los objetivos establecidos en la Carta de las Naciones Unidas y procurar una evoluci¨®n hacia un clima positivo y de cooperaci¨®n en el mundo del futuro.