La inminencia y gravedad de los problemas que plantean los cambios acelerados del clima a nivel mundial se hacen cada vez m¨¢s evidentes. Las olas de calor son cada vez m¨¢s rigurosas, las sequ¨ªas y lluvias torrenciales m¨¢s intensas, las placas de hielo de Groenlandia est¨¢n retrocediendo, el nivel del mar sube y la acidificaci¨®n creciente de los oc¨¦anos amenaza con perjudicar la cadena alimenticia del medio marino.


La ventana de oportunidad para mantener las concentraciones atmosf¨¦ricas de gases de efecto invernadero dentro de unos m¨¢rgenes aceptables va disminuyendo mientras que los costes de mitigaci¨®n y adaptaci¨®n se incrementan implacablemente. Al mismo tiempo, tambi¨¦n se est¨¢ produciendo una convergencia creciente de la ciencia, la econom¨ªa, la tecnolog¨ªa y las finanzas para guiar la acci¨®n internacional con vistas a hacer frente al cambio clim¨¢tico. Est¨¢ claro que un futuro de energ¨ªa sostenible no s¨®lo es posible sino tambi¨¦n asequible, pero son necesarias una mayor voluntad pol¨ªtica y la colaboraci¨®n entre pa¨ªses desarrollados y pa¨ªses en desarrollo. Adem¨¢s, esos pasos deben asentarse sobre la base de la comprensi¨®n y apoyo del p¨²blico.



Los cient¨ªficos de todo el mundo se han expresado de manera concluyente. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC), creado conjuntamente por la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), constituye una de las colaboraciones cient¨ªficas m¨¢s amplias y exitosas de la historia. Su cuarta evaluaci¨®n de la ciencia del cambio clim¨¢tico no deja lugar a dudas: las actividades humanas est¨¢n alterando la atm¨®sfera y el planeta se est¨¢ calentando. A no ser que actuemos ahora y con un sentido de urgencia acrecentado, existe el riesgo de que los sistemas medioambientales de la Tierra sobrepasen un punto de no retorno m¨¢s all¨¢ del cual ser¨¢n inevitables los impactos costosos y altamente perturbadores en todo el mundo.


En opini¨®n del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico, si los patrones actuales de emisiones no cambian, se espera que las temperaturas globales aumenten entre 1,8? y 4? Celsius. Un calentamiento de esa magnitud resultar¨ªa altamente perjudicial-- si no catastr¨®fico --para el medio ambiente, la econom¨ªa y la sociedad, y afectar¨ªa de manera desproporcionada a los pobres del mundo, cuyos medios de vida se encuentran m¨¢s ligados a la agricultura y otros recursos naturales.


El cambio clim¨¢tico es sin duda el mayor reto medioambiental a que se enfrenta la humanidad y podr¨ªa tambi¨¦n ser el mayor reto econ¨®mico y pol¨ªtico. No menos imponente es el reto de forjar un consenso mundial sobre estrategias de cooperaci¨®n para la mitigaci¨®n y adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico. No obstante, la comunidad cient¨ªfica internacional se ha pronunciado de manera clara. Si no se act¨²a de manera r¨¢pida y directa, el cambio clim¨¢tico global tendr¨¢ peligrosos efectos para la econom¨ªa y la seguridad mundiales. Ha llegado el momento de escuchar las opiniones de los encargados de la formulaci¨®n de pol¨ªticas, en particular en relaci¨®n a la cuesti¨®n de la energ¨ªa.


Debemos cambiar nuestra manera de producir, usar y conservar la energ¨ªa. Poseemos la tecnolog¨ªa necesaria. Transformar la econom¨ªa energ¨¦tica mundial a fin de aprovechar nuevas tecnolog¨ªas pudiera ser el motor que impulse una nueva era de desarrollo econ¨®mico internacional. Los beneficios derivados del aprovechamiento de esa enorme oportunidad ser¨ªan significativos para todos los pa¨ªses, especialmente para los m¨¢s pobres del planeta, muchos de los cuales carecen de los servicios modernos de energ¨ªa necesarios para competir en la econom¨ªa actual. El futuro est¨¢ en un mejor uso de la energ¨ªa disponible junto con una utilizaci¨®n creciente de fuentes de energ¨ªa limpia y renovable como la solar y e¨®lica o los biocombustibles. Al desarrollar esas oportunidades se generar¨¢ un nuevo crecimiento econ¨®mico y el planeta comenzar¨¢ a sanar. La sociedad de investigaci¨®n cient¨ªfica Sigma Xi ha se?alado con contundencia una hoja de ruta de esas caracter¨ªsticas en un informe de 2007 dirigido a la Comisi¨®n sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que lleva por t¨ªtulo Confronting Climate Change: Avoiding the Unmanageable and Managing the Unavoidable (Enfrentarse al cambio clim¨¢tico: evitar lo ingestionable y gestionar lo inevitable).


Si bien es cierto que todos los pa¨ªses deben contribuir a evitar cambios clim¨¢ticos catastr¨®ficos, los que han contribuido especialmente al problema tienen tambi¨¦n una especial carga de responsabilidad. Los Estados Unidos, que son responsables de casi el 25% de las emisiones mundiales, ejercer¨¢n gran influencia en la manera en que evolucione el futuro energ¨¦tico del mundo. Pero hasta la fecha, y a pesar de su ratificaci¨®n de la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico de 1992, el gobierno de los Estados Unidos ha rechazado el acuerdo para aplicaci¨®n de la Convenci¨®n, el Protocolo de Kyoto, y ha bloqueado cualquier progreso ulterior de las negociaciones internacionales sobre cuestiones clim¨¢ticas.


Sin embargo, durante el ¨²ltimo a?o se ha incrementado dram¨¢ticamente el apoyo pol¨ªtico nacional a acciones relativas al calentamiento de la Tierra. Parece inevitable que quien acceda al cargo de presidente de los Estados Unidos en 2009 tendr¨¢ que traer a su pa¨ªs de vuelta al redil del proceso mundial. Hay tres razones que sustentan ese cambio pol¨ªtico: una mayor comprensi¨®n de la cuesti¨®n en s¨ª impulsada en gran parte por la excelente pel¨ªcula del antiguo vicepresidente, Al Gore, titulada Una verdad inc¨®moda; un mayor reconocimiento de los riesgos, sufridos en carne propia a trav¨¦s del efecto devastador del hurac¨¢n Katrina; y un notable aumento de la actividad a nivel estatal y local as¨ª como en grupos que normalmente no se han venido considerando particularmente sensibles a la cuesti¨®n del medioambiente, tales como el mundo empresarial, los inversores y los agricultores.


Los indicios de un nuevo enfoque en lo que respecta al clima y la energ¨ªa son numerosos. Siete estados nororientales del pa¨ªs est¨¢n utilizando un sistema regional de limitaci¨®n y comercio de las emisiones para reducir las emisiones de di¨®xido de carbono. La asamblea legislativa de California ha exigido la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero del estado en un 80% para el a?o 2050, y el gobernador Arnold Schwarzenegger ha confeccionado una orden ejecutiva que requiere que las refiner¨ªas de petr¨®leo y los comercializadores de gasolina de California reduzcan sus emisiones en un 10% para 2020. La United States Climate Action Partnership (Coalici¨®n Estadounidense de Acci¨®n sobre el Clima), un importante grupo de l¨ªderes empresariales de reciente creaci¨®n, ha hecho un llamamiento en favor de controles obligatorios de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este grupo es consciente de los riesgos del calentamiento de la Tierra as¨ª como de las considerables oportunidades econ¨®micas a que dar¨¢ lugar un cambio sustantivo de los sistemas energ¨¦ticos mundiales. El impacto econ¨®mico de la revoluci¨®n energ¨¦tica del siglo XXI ser¨¢ tan significativo como la revoluci¨®n digital del siglo XX.


En 2004, General Electric se fij¨® el objetivo de alcanzar los 20.000 millones de d¨®lares de ventas anuales de productos eficientes desde un punto de vista energ¨¦tico para 2010; en 2005, ya estaba a medio camino de lograrlo con ventas en torno a los 10.000 millones. Recientemente, el gigante de la distribuci¨®n Wal Mart se propuso la meta de incrementar la eficiencia energ¨¦tica de su flota de veh¨ªculos en un 25% en un per¨ªodo de 3 a?os y de duplicarla en un per¨ªodo de 10 a trav¨¦s de una reducci¨®n del 30% en la energ¨ªa utilizada en sus establecimientos y una inversi¨®n de 500 millones de d¨®lares en proyectos de sostenibilidad. El beneficio econ¨®mico y la protecci¨®n medioambiental van de la mano. Muchas otras empresas de sectores tan variados como la banca (Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Citigroup), la industria qu¨ªmica (DuPont, Dow) y los seguros (Swiss Re, AIG) se han fijado metas similares. Adem¨¢s, el capital riesgo fluye de repente hacia las empresas de energ¨ªas limpias en sectores tales como los biocombustibles y la energ¨ªa solar y e¨®lica, cuyas ventas est¨¢n experimentando una aceleraci¨®n sobre una ya nada desde?able base de crecimiento de dos d¨ªgitos. Todas ¨¦stas son estrategias en las que todos ganan, las empresas y la sociedad: son buenas para la cifra de beneficios, para los inversores, los consumidores, la imagen de las empresas, la seguridad nacional y el medio ambiente.


En marzo de 2007, decenas de inversores institucionales responsables de activos valorados en m¨¢s de 4 billones de d¨®lares hicieron un llamamiento a los legisladores estadounidenses para que se promulguen leyes federales contundentes con el objetivo de contener la contaminaci¨®n que causa el cambio clim¨¢tico. El grupo, al que se uni¨® m¨¢s de una docena de empresas estadounidenses de primera l¨ªnea, hizo especial hincapi¨¦ en la necesidad de mayor certidumbre respecto de la inversi¨®n, al tiempo que hac¨ªa un llamamiento para que se definieran unas l¨ªneas pol¨ªticas claras a nivel nacional con objeto de reducir las emisiones lo suficiente como para evitar el peligroso impacto del calentamiento de la Tierra. M¨¢s de 400 organizaciones-- grupos agr¨ªcolas y medioambientales e importantes empresas --han respaldado una iniciativa basada en la agricultura que propugna el que para 2025 el 25% de la energ¨ªa estadounidense se produzca por medio de recursos renovables como el viento, la luz solar y los biocombustibles. Los agricultores y otros propietarios de tierras son conscientes de que incrementar la producci¨®n energ¨¦tica procedente de la biomasa y el viento los beneficiar¨¢ directamente e impulsar¨¢ el crecimiento econ¨®mico en el medio rural. Los estadounidenses apoyan de manera abrumadora esta visi¨®n de "el 25 para el 25": el 98% de los votantes declara que ¨¦ste es un objetivo importante para el pa¨ªs.


El ¨¦xito que supone el haber forjado esas alianzas hace de ¨¦stas un modelo a seguir para la acci¨®n a nivel global.


Con ese objetivo en mente, la Fundaci¨®n de las Naciones Unidas y el Club de Madrid han lanzado la iniciativa del Liderazgo Global para la Acci¨®n Clim¨¢tica, una organizaci¨®n independiente integrada por 66 antiguos jefes de Estado y gobierno procedentes de 50 pa¨ªses democr¨¢ticos de todo el mundo.


Esta asociaci¨®n tratar¨¢ de forjar un consenso sobre un nuevo marco que pueda ser de ayuda en la orientaci¨®n de futuras negociaciones que persigan alcanzar un convenio internacional factible y ejecutable para el per¨ªodo posterior a 2012-- despu¨¦s de que el Protocolo de Kyoto expire -- , un acuerdo que se asiente en torno a compromisos nacionales cuyo objetivo sea un cambio constructivo en la producci¨®n y el uso de la energ¨ªa. A nivel internacional, responder al cambio clim¨¢tico representa la oportunidad de lograr aspiraciones econ¨®micas comunes. Por ejemplo, existe una gran-- y creciente --demanda no satisfecha de productos agr¨ªcolas que puedan convertirse en biocombustibles sustitutivos de la gasolina y el diesel. Las perspectivas de uso de cultivos no alimentarios tales como las hierbas de crecimiento r¨¢pido y los aceites no comestibles son m¨¢s alentadoras incluso. Debido a que la demanda de combustibles para el transporte es tan grande, los biocombustibles ofrecen a los agricultores inmensas oportunidades de mercado. Si los combustibles destinados al transporte se producen de forma sostenible desde el punto de vista del medio ambiente, pueden reducirse dram¨¢ticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.


Esto ser¨¢ positivo para todos los pa¨ªses y agricultores, pero los pa¨ªses pobres ser¨¢n los m¨¢s beneficiados porque son ellos los que sufren de manera desproporcionada los elevados precios del petr¨®leo. Las subidas de precios de los ¨²ltimos a?os han costado a los pa¨ªses pobres entre 3 y 5 veces m¨¢s de lo que han ganado gracias a la muy merecida condonaci¨®n de la deuda. Invirtiendo en biocombustibles, estos pa¨ªses podr¨ªan producir su propio combustible para transporte, reducir los costes energ¨¦ticos, crear nuevos puestos de trabajo en la econom¨ªa rural y, en ¨²ltima instancia, establecer mercados de exportaci¨®n. Pero, a pesar de ello, no deben ignorarse los obst¨¢culos que todo lo anterior plantear¨ªa, incluidas cuestiones espinosas como son los derechos de propiedad de la tierra, la gobernanza y las infraestructuras. A¨²n as¨ª, el desarrollo de la bioenerg¨ªa ofrece a los pa¨ªses pobres una oportunidad de reducir su costosa dependencia del petr¨®leo y de atraer de forma m¨¢s efectiva la clase de inversi¨®n extranjera que puede modernizar sus pr¨¢cticas agr¨ªcolas e incrementar su producci¨®n alimentaria.


Las mejoras de la eficiencia energ¨¦tica son un ejemplo de los "frutos al alcance de la mano" que resultar¨ªan de la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero. A trav¨¦s de un enfoque nuevo y un esfuerzo coordinado, ser¨ªa posible duplicar la tasa de mejora de la eficiencia energ¨¦tica en sectores como el transporte y la construcci¨®n, aceler¨¢ndose as¨ª el despliegue de tecnolog¨ªas existentes y alterando los incentivos para conseguir que consumidores y empresas tengan en mayor consideraci¨®n la eficiencia energ¨¦tica. Esto no s¨®lo se traducir¨ªa en beneficios medioambientales sino que tambi¨¦n reducir¨ªa los costes energ¨¦ticos, raz¨®n por la que hay quienes prefieren referirse a este enfoque como inversi¨®n en productividad energ¨¦tica.


Creemos que hay esperanza de proteger el clima de la Tierra si se colabora en la b¨²squeda decidida de oportunidades innovadoras para transformar los sistemas energ¨¦ticos m¨¢s ineficientes y anticuados del mundo. Es posible recabar el apoyo pol¨ªtico y p¨²blico necesario para apoyar tales acciones siempre y cuando los beneficios econ¨®micos y sociales relacionados se reconozcan y valoren. Sin embargo, no podemos permitirnos esperar m¨¢s. Por el bien del planeta y para dejar a nuestros hijos y nietos la clase de mundo que nosotros hemos disfrutado, debemos actuar ahora. BIOGRAF?A El Honorable Timothy E. Wirth es Presidente de la Fundaci¨®n de las Naciones Unidas, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que fomenta las colaboraciones del sector p¨²blico con el sector privado con objeto de solucionar los problemas m¨¢s importantes del mundo y recaba apoyo para las Naciones Unidas a trav¨¦s de su labor de promoci¨®n y difusi¨®n. El se?or Wirth tambi¨¦n ha ocupado el cargo de Subsecretario de Estado para Asuntos Mundiales de los Estados Unidos y ha sido miembro del Senado y la C¨¢mara de Representantes de ese pa¨ªs. Texto para la imagen
El actual ciclo del carbono
Almacenamiento y flujos de carbono expresados en miles de millones de toneladas. Las flechas son proporcionales al volumen de carbono. Las cantidades de flujo expresan el volumen intercambiado cada a?o Velocidad de los procesos de intercambio
Muy r¨¢pida (menos de un a?o)
R¨¢pida (de 1 a 10 a?os)
Lenta (de 10 a 100 a?os)
Muy lenta (m¨¢s de 100 a?os)

Fuentes: Center for climate research, Institute for environmental studies, Universidad de Wisconsin en Madison; Escuela universitaria Okanagan (Canad¨¢), Departamento de Geograf¨ªa; World Watch, noviembre-diciembre de 1998, Nature.

Crecimiento y descomposici¨®n de las plantas

Vegetaci¨®n terrestre
540 - 610
Incendios Suelos y materia org¨¢nica
1.580
Intercambio suelo-atm¨®sfera
Cambios en la utilizaci¨®n del suelo
´¡³Ù³¾¨®²õ´Ú±ð°ù²¹
750
Combustibles f¨®siles y
producci¨®n de cemento
4.000

Combustibles f¨®siles
Emisiones
5,5
Intercambio oc¨¦ano-atm¨®sfera Carbono org¨¢nico disuelto
700

Hidratos de gas

Sedimentos marinos y rocas sedimentarias
66.000.000-100.000.000
Organismos marinos
3
Aguas de superficie
1.020
Intercambio aguas de superficie-aguas profundas Aguas intermedias y profundas
38.000-40.000

Sedimentos de superficie
150
Dep¨®sitos de carb¨®n
3.000
Dep¨®sitos de petr¨®leo y gas
300
*El carbono es la base de todas las sustancias org¨¢nicas, desde los combustibles f¨®siles hasta las c¨¦lulas del cuerpo humano.
En la Tierra, el carbono est¨¢ en constante movimiento describiendo un ciclo a su paso por los organismos vivos, el suelo, los oc¨¦anos y la atm¨®sfera.
Philippe Rekacewicz, PNUMA/GRID-Arendal