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Las enfermedades relacionadas con el estilo de vida comparten factores de riesgo semejantes a los de la exposici¨®n prolongada a tres conductas modificables tambi¨¦n relacionadas con el estilo de vida-- el tabaquismo, una dieta poco saludable y la inactividad f¨ªsica --y que tienen como resultado el desarrollo de enfermedades cr¨®nicas, especialmente enfermedades del coraz¨®n, accidentes cerebrovasculares, diabetes, obesidad, s¨ªndrome metab¨®lico, enfermedad pulmonar obstructiva cr¨®nica y algunos tipos de c¨¢ncer.

Estas enfermedades sol¨ªan considerarse enfermedades de los pa¨ªses industrializados y se las llamaba "enfermedades occidentales" o "enfermedades de la abundancia", sin embargo, internacionalmente se las conoce como enfermedades no transmisibles y cr¨®nicas, y forman parte del grupo de enfermedades degenerativas. Una enfermedad cr¨®nica puede resultar en la p¨¦rdida de independencia, a?os con discapacidad o la muerte, y supone una carga econ¨®mica considerable para los servicios de salud.

Hoy en d¨ªa, las enfermedades cr¨®nicas son un problema importante de salud p¨²blica en todo el mundo. En 2005, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) calcul¨® que el 61% de todas las muertes (35 millones) y el 49% de la carga mundial de morbilidad eran atribuibles a enfermedades cr¨®nicas. Se estima que en 2030 la proporci¨®n del total mundial de defunciones debidas a enfermedades cr¨®nicas llegar¨¢ al 70% y la carga mundial de morbilidad al 56%. Se prev¨¦ que el mayor incremento se producir¨¢ en las regiones de ?frica y del Mediterr¨¢neo Oriental.

La Asamblea Mundial de la Salud aprob¨® una resoluci¨®n en 2000 sobre la prevenci¨®n y el control de las enfermedades cr¨®nicas. Pidi¨® a sus Estados miembros que elaborasen un marco normativo nacional, teniendo en cuenta las pol¨ªticas p¨²blicas en materia de salud, as¨ª como las medidas fiscales y tributarias aplicables a los bienes y servicios sanos e insalubres. En la resoluci¨®n tambi¨¦n se pidi¨® que se estableciesen programas para prevenir y controlar las enfermedades cr¨®nicas; se evaluasen y vigilasen la mortalidad y la proporci¨®n de morbilidad atribuibles en una zona a enfermedades cr¨®nicas; se promoviese la prevenci¨®n eficaz secundaria y terciaria; y se elaborasen directrices para la detecci¨®n, el diagn¨®stico y el tratamiento eficaces en funci¨®n del costo de las enfermedades cr¨®nicas, con especial insistencia en los pa¨ªses en desarrollo.

La combinaci¨®n de cuatro factores de un estilo de vida saludable-- mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente, seguir una dieta saludable y no fumar --parece estar asociada a una reducci¨®n de hasta un 80% en el riesgo de desarrollar las enfermedades cr¨®nicas m¨¢s comunes y mort¨ªferas. Esta circunstancia refuerza las recomendaciones actuales en materia de salud p¨²blica de que se sigan h¨¢bitos de estilo de vida saludables y, como estos h¨¢bitos a menudo se adquieren durante las etapas formativas de la vida, es especialmente importante comenzar pronto a impartir lecciones importantes sobre una vida sana.

Sin embargo, a pesar de los beneficios conocidos de un estilo de vida saludable, solo una peque?a parte de los adultos siguen esa rutina; de hecho, el porcentaje de los que llevan una vida sana est¨¢ disminuyendo. Desafortunadamente, hay muy poca conciencia p¨²blica sobre la relaci¨®n entre la salud y el estilo de vida.
Numerosas personas no son conscientes de que un cambio en el estilo de vida constituye un factor importante en la aparici¨®n de las enfermedades cr¨®nicas como causas de una mayor morbilidad y mortalidad. El estilo de vida es generalmente considerado un asunto personal. Sin embargo, los estilos de vida son pr¨¢cticas sociales y formas de vida adoptadas por las personas que reflejan identidades personales, de grupo y socioecon¨®micas.

Unos ajustes modestos pero factibles en los h¨¢bitos de vida pueden tener un impacto considerable tanto en las personas individualmente como en las poblaciones. En la actualidad, los profesionales de la salud y los medios de comunicaci¨®n transmiten peri¨®dicamente el mensaje de que para mantenerse sanas, las personas tienen que adoptar comportamientos saludables. La actividad f¨ªsica, dejar de fumar, el consumo de alimentos con un alto contenido en fibra, una dieta baja en grasas, el control del peso corporal y aprender a gestionar el estr¨¦s reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares, c¨¢ncer y una mortalidad prematura.

Un enfoque integral de salud p¨²blica para controlar el tabaco inhibe eficazmente el inicio del consumo de tabaco y promueve su abandono, a trav¨¦s de una serie de medidas como la pol¨ªtica de precios e impuestos, la restricci¨®n de la publicidad, la promoci¨®n y el patrocinio, las normas de empaquetado y etiquetado, las campa?as educativas, las restricciones a fumar en lugares p¨²blicos y servicios de apoyo para dejar de fumar. Un enfoque integral debe incluir a los j¨®venes para llegar a toda la poblaci¨®n. Las medidas de pol¨ªtica nacional que se sabe que tienen un mayor impacto en los niveles individuales de consumo, las tasas de abandono y las tasas de inicio requieren una voluntad y un compromiso pol¨ªticos sostenidos y, sobre todo, una legislaci¨®n eficaz y bien aplicada.

Adem¨¢s, se necesitan con urgencia medidas eficaces de salud p¨²blica para promover la actividad f¨ªsica y mejorar la salud en todo el mundo. El reto de promover la actividad f¨ªsica es responsabilidad tanto de los gobiernos como de las personas. Sin embargo, la acci¨®n individual en materia de actividad f¨ªsica est¨¢ influenciada por el medio ambiente, las instalaciones deportivas y recreativas, y la pol¨ªtica nacional. Es necesaria la coordinaci¨®n entre diversos sectores, como los de la salud, el deporte, la educaci¨®n y la pol¨ªtica cultural, los medios de comunicaci¨®n y la informaci¨®n, el transporte, la planificaci¨®n urbana, los gobiernos locales y la planificaci¨®n econ¨®mica y financiera. Con este fin, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud est¨¢ apoyando a sus Estados miembros, promocionando a nivel nacional y sobre la base de evidencias los beneficios, tanto para la salud como sociales y econ¨®micos, de los estilos de vida saludables.

Referencias
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