?C車mo cambia el mundo! Hace casi una generaci車n, en 1994, fui uno de los autores de un importante estudio del Banco Mundial, titulado Better Health in Africa. Ahora tengo el privilegio de observar las cuestiones relacionadas con la salud en todo el mundo como Presidente y Director Ejecutivo de la Asociaci車n pro Naciones Unidas de los Estados Unidos de Am谷rica (UNA-USA). Estas experiencias me otorgan perspectiva sobre los cambios en las instituciones, pol赤ticas y financiaci車n de la salud mundial.

Hace una generaci車n, lo que entonces se denominaba en general la "salud internacional", era principalmente una cuesti車n t谷cnica de importantes organizaciones de las Naciones Unidas como la Organizaci車n Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Poblaci車n de las Naciones Unidas (UNFPA), donantes bilaterales, grandes organizaciones no gubernamentales (como CARE o World Vision) e instituciones acad谷micas, como escuelas de salud p迆blica. En aquella 谷poca, a muchos nos parec赤a que el paisaje institucional estaba abarrotado, al menos en comparaci車n con otros sectores, y que los pa赤ses en desarrollo contaban con muchos asociados. Las Naciones Unidas, en s赤, no parec赤an ser un actor importante. La salud internacional parec赤a ser, principalmente, un asunto de cooperaci車n entre los pa赤ses en desarrollo y sus asociados en los pa赤ses desarrollados.

A lo largo de la 迆ltima generaci車n, la salud internacional ha dado paso a la "salud mundial". Este cambio terminol車gico, a pesar de que a迆n no es universal, refleja un profundo cambio de perspectiva. Los pa赤ses y las instituciones ya no pueden contemplar a la salud como una preocupaci車n limitada por las fronteras nacionales, como a menudo hac赤an en el pasado. Los responsables de la elaboraci車n de pol赤ticas, los profesionales de la salud p迆blica y los proveedores de servicios m谷dicos sol赤an distinguir entre "salud internacional" y, al menos por contraste e implicaci車n, "salud nacional". En efecto, la salud mundial ha cobrado tanta importancia que es cada vez m芍s un asunto del que se ocupan los activistas de la sociedad civil, como podemos ver por el impacto evidente del VIH/SIDA en las pol赤ticas p迆blicas y en las pautas de gasto nacionales e internacionales de los Estados Unidos y de otros pa赤ses. El crecimiento masivo de los contactos que traspasan las fronteras nacionales, desde los viajes hasta el comercio, ha facilitado la transmisi車n de enfermedades infecciosas de un pa赤s a otro, y ha generado una amplia y cabal concienciaci車n de que las enfermedades contagiosas no respetan las fronteras nacionales. El crecimiento de la comunicaci車n electr車nica, a su vez, ha facilitado la concienciaci車n respecto a estos cambios.

El VIH/SIDA fue la primera enfermedad que convirti車 a la salud en un verdadero asunto mundial de nuestro tiempo. La deficiente comprensi車n de la epidemiolog赤a de una enfermedad muy com迆n tanto en los pa赤ses ricos como en los pobres; la percepci車n de que la OMS no era capaz de liderar la respuesta a una amenaza en aumento; y el 谷xito del activismo pol赤tico de las personas seropositivas en organizaciones gubernamentales como ACT UP crearon un entorno que en la d谷cada de los noventa exigi車 nuevas intervenciones de la comunidad internacional. La respuesta fue masiva. En 1996 se cre車 el ONUSIDA; en 2000, el Consejo de Seguridad celebr車 un per赤odo de sesiones dedicado a la enfermedad; los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de 2001 exhortaron a detener la propagaci車n del VIH y de otras enfermedades contagiosas; y en 2001, la Asamblea General celebr車 su primer per赤odo extraordinario de sesiones dedicado a una sola enfermedad. En 2002 se cre車 el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. En los pa赤ses ricos, gracias al desarrollo de nuevos f芍rmacos, el VIH se ha convertido en una enfermedad cr車nica que se puede controlar, pero para gran parte de la poblaci車n seropositiva de ?frica y de otras regiones pobres, que no puede acceder a los medicamentos necesarios, contin迆a siendo, una enfermedad mortal.

Los peligros planteados por amenazas a la salud m芍s recientes, como el SRAS o s赤ndrome respiratorio agudo severo, o la gripe por el virus A(H1N1), son mundiales, y han contribuido en gran medida a concienciar de que los asuntos relacionados con la salud ya ata?en a un conjunto exclusivamente t谷cnico de trabajadores de la "salud internacional". La salud mundial se ha convertido, ciertamente, en una preocupaci車n de todos: responsables de la elaboraci車n de pol赤ticas, financistas, diplom芍ticos, un amplio abanico de proveedores de servicios de salud, activistas, grupos de la sociedad civil, y ciudadanos de todo el mundo. Por tanto, no es sorprendente que el Secretario General Ban Ki-moon haya creado la figura de un Coordinador Superior del Sistema de las Naciones Unidas para la gripe H1N1.

En la d谷cada de los noventa, muchos funcionarios de pa赤ses en desarrollo ya opinaban que se enfrentaban a un panorama superpoblado de instituciones dedicadas a la salud internacional. Durante las 迆ltimas d谷cadas, el panorama se ha vuelto mucho m芍s superpoblado. Los agentes no estatales han adquirido una importancia cada vez mayor, y la proliferaci車n de las alianzas mundiales en pro de la salud las ha convertido en un importante aspecto de la arquitectura de la salud mundial. A pesar de que estas alianzas fueron creadas para que la ayuda dedicada a la salud fuera m芍s eficaz, sus mandatos superpuestos y poco claros, as赤 como una tendencia a que sus actividades se centren mucho en problemas concretos, han complicado la tarea de conducir a los donantes a los pa赤ses receptores y de gestionar la asistencia exterior para que tenga el m芍ximo impacto.

El ONUSIDA fue la primera gran instituci車n de la salud mundial establecida desde la creaci車n del Fondo de Poblaci車n de las Naciones Unidas en los a?os sesenta. El panorama de la salud mundial est芍 siendo poblado cada vez m芍s por alianzas entre el sector p迆blico y el sector privado creadas para fines espec赤ficos. La mayor y m芍s ambiciosa de estas alianzas, el Fondo Mundial, fue la primera gran nueva instituci車n financiera internacional establecida despu谷s de la creaci車n del menos prominente Organismo Multilateral de Garant赤a de Inversiones, por el Banco Mundial durante prolongadas negociaciones a finales de la d谷cada de los setenta y durante la de los ochenta. La Fundaci車n Bill y Melinda Gates ha asumido una importancia en la salud mundial que es mayor que la de muchos donantes bilaterales. Esta Fundaci車n, que en la actualidad es la mayor fundaci車n privada del mundo, ha comprometido cerca de 10.000 millones de d車lares en subvenciones para la salud mundial. En septiembre de 2006 se fund車 UNITAID, un mecanismo internacional de compra de medicamentos para tratar el VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria. A comienzos del milenio se estableci車 la Fundaci車n Clinton. El antiguo Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, puso en marcha en 2002 la Iniciativa Mundial sobre la Salud del Foro Econ車mico Mundial, con el fin de implicar a las empresas en alianzas entre el sector p迆blico y el sector privado para abordar el VIH/SIDA, la malaria, la tuberculosis y los sistemas de salud.

Entre los gobiernos, los Estados Unidos, anteriormente activos principalmente a trav谷s de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), disponen en la actualidad de un amplio abanico de agencias con una importante presencia en la salud mundial: los institutos nacionales de salud, que patrocinan la investigaci車n y el desarrollo de la capacidad de investigaci車n; los centros para el control y la prevenci車n de las enfermedades, que cuentan con programas de vigilancia de la salud y cooperaci車n t谷cnica en muchos pa赤ses; las fuerzas armadas, que disponen de centros de investigaci車n en el extranjero; el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos de Am谷rica para luchar contra el SIDA (PEPFAR), un programa iniciado en 2003 por el Presidente George W. Bush; y la Iniciativa Mundial de la Salud, del Presidente Barack Obama. Era natural que el primer Presidente de la Junta del Fondo Mundial fuera un ciudadano de los Estados Unidos. El porcentaje de asistencia al desarrollo p迆blica y privada de los Estados Unidos dedicada a la salud aument車 de un tercio en 1990 a m芍s de la mitad en 2007. La importancia en aumento de la salud en la pol赤tica exterior de los Estados Unidos se refleja en la creaci車n de una Oficina especial de asuntos de salud internacional dentro del Departamento de Estado. A trav谷s de la Iniciativa Mundial de la Salud del Presidente Obama, los Estados Unidos prev谷n invertir 63.000 millones de d車lares a lo largo de seis a?os para ayudar a sus pa赤ses asociados a mejorar sus resultados en materia de salud mediante el refuerzo de sus sistemas sanitarios.

En la d谷cada de los noventa, muchos observadores percib赤an el liderazgo de la OMS como ineficaz y d谷bil, a pesar de que en su constituci車n se le dio el mandato de actuar como la autoridad que orientara y coordinara la salud internacional. Con la publicaci車n por el Banco Mundial de los informes sobre el desarrollo mundial Invertir en salud (1993), Better Health in Africa (1994) y Health, Nutrition, and Population Sector Strategy (1997), muchos pensaron que el Banco Mundial hab赤a pasado a ocupar el lugar de la OMS como l赤der de las pol赤ticas de salud mundiales. En la Estrategia de 1997 se afirmaba que el Banco Mundial se hab赤a convertido en la mayor fuente internacional de apoyo financiero para programas de salud en los pa赤ses en desarrollo. Esto tambi谷n ha cambiado. En su estrategia actualizada de 2007, el Banco Mundial se centra espec赤ficamente en los sistemas de salud, e informa de un papel financiero relativamente menor en la esfera internacional. Sin embargo, simult芍neamente, los programas mundiales y las alianzas entre el sector p迆blico y el sector privado han adquirido gran importancia en el compromiso general del Banco con la salud. Entretanto, gracias al liderazgo de la Dra. Gro Harlem Brundtland como Directora General entre 1998 y 2003, la OMS ha emergido de nuevo como uno de los principales actores, a pesar de que el n迆mero de estos ha crecido considerablemente.
"Sigue la pista del dinero" -- el mantra de los observadores de muchos fen車menos -- tambi谷n resulta instructivo cuando se trata de la salud mundial. El crecimiento de los recursos financieros para la salud mundial a lo largo de la 迆ltima generaci車n ha sido inmenso. La asistencia al desarrollo dedicada a la salud, incluso despu谷s de ajustarla a la inflaci車n, se cuadruplic車 entre 1990 y 2007, a?o en que alcanz車 casi 22.000 millones de d車lares. La fracci車n de la asistencia dedicada a la salud canalizada a trav谷s de instituciones multilaterales descendi車, a pesar de que la asistencia multilateral probablemente responda mejor a las necesidades de los receptores que la canalizada por donantes bilaterales, fundaciones u organizaciones no gubernamentales. El gasto de las organizaciones no gubernamentales en el extranjero ha crecido tanto que en 2007 represent車 casi un cuarto de la asistencia al desarrollo para la salud, mientras que ese mismo a?o m芍s de un cuarto de dicha asistencia tambi谷n correspondi車 a la filantrop赤a privada. Gracias a las inyecciones de recursos del Fondo Mundial y del PEPFAR, la financiaci車n para la salud en los pa赤ses en desarrollo ha tendido a pasar del sector de la salud a enfermedades concretas. Estos cambios han aumentado los problemas a los que se enfrentan los responsables de la formulaci車n de pol赤ticas en los pa赤ses en desarrollo, que aspiran a garantizar el equilibrio entre enfermedades y centrarse en sus prioridades espec赤ficas. El reto de gestionar a nivel de los pa赤ses los imperativos e incentivos pol赤ticos y financieros creados por consenso mundial, especialmente en relaci車n con el VIH/SIDA, se ha vuelto cada vez m芍s importante.

?Qu谷 significan estos cambios fundamentales para las Naciones Unidas y para los pa赤ses en desarrollo a nivel nacional? Los problemas mundiales exigen cada vez m芍s respuestas mundiales, y la salud es una de las principales 芍reas de verdadera preocupaci車n mundial. Las Naciones Unidas han pasado, en gran medida, de ser un observador a convertirse en un foro para el di芍logo y en un importante agente normativo.
Concentr芍ndose en su ventaja comparativa como foro para el di芍logo y la definici車n de los problemas emergentes, las Naciones Unidas han contribuido mucho -- mediante la Declaraci車n del Milenio, su liderazgo en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) e iniciativas individuales -- a presentar las cuestiones relacionadas con la salud ante los responsables de la formulaci車n de pol赤ticas y funcionarios p迆blicos de todo el mundo, de una forma que pocos podr赤an haber esperado hace una generaci車n. El per赤odo extraordinario de sesiones sobre el VIH/SIDA de la Asamblea General contribuy車 a movilizar y formular opiniones de alcance mundial. El antiguo Secretario General, Kofi Annan, desempe?車 un importante papel en la promoci車n y articulaci車n del consenso que condujo al establecimiento del Fondo Mundial. En 2009, el Secretario General Ban Ki-moon y Bill y Melinda Gates acordaron convocar una reuni車n de importantes agentes en materia de salud maternal e infantil para aumentar la atenci車n, la coordinaci車n y los recursos. En 2005, el antiguo Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton estableci車 la Clinton Global Initiative para transformar las ideas en acciones y contribuir a que el mundo pase de la actual situaci車n de la globalizaci車n a una comunidad mundial m芍s integrada de beneficios, responsabilidades y valores compartidos. La salud mundial es uno de los cuatro 芍mbitos de los que se ocupa. Las reuniones se celebran en Nueva York para aprovechar la presencia de funcionarios superiores de asuntos pol赤ticos y pol赤tica exterior en las Naciones Unidas. Hace una generaci車n, este tipo de iniciativas hubieran sido inimaginables.

Con la aprobaci車n de los ODM, los 車rganos intergubernamentales de las Naciones Unidas han mostrado una preocupaci車n creciente por la salud, por encima y m芍s all芍 de enfermedades concretas. En 2009, el Consejo Econ車mico y Social aprob車 una Declaraci車n ministerial sobre el cumplimiento de los objetivos y compromisos convenidos internacionalmente con respecto a la salud p迆blica mundial. Los ministros expresaron su preocupaci車n por la falta de progresos realizados en general con respecto a la salud mundial, y reconocieron la estrecha relaci車n que existe entre la pol赤tica exterior y la salud a nivel mundial. Las enfermedades no transmisibles empezaron a adquirir una mayor importancia en el di芍logo p迆blico, y se les dedic車 una parte importante de la Declaraci車n. En el 芍mbito de la Asociaci車n pro Naciones Unidas de los Estados Unidos de Am谷rica, el Consejo Empresarial para las Naciones Unidas ha organizado reuniones sobre la salud -- m芍s recientemente sobre enfermedades no transmisibles -- que contaron con una buena participaci車n y que reunieron a ejecutivos de empresas con funcionarios de las Naciones Unidas.

Ahora resulta fundamental tender puentes entre la exhortaci車n mundial y el conjunto de las declaraciones sobre pol赤ticas de las Naciones Unidas, y las realidades de la actuaci車n en materia de salud p迆blica en todo el mundo, tanto a nivel nacional como, especialmente, de los distritos. No se trata de algo autom芍tico. A nivel de los pa赤ses -- y m芍s all芍 de la atm車sfera, a veces enrarecida, de las reuniones de las Naciones Unidas en Nueva York y Ginebra y de las reuniones consultivas con los donantes en el Comit谷 de Asistencia para el Desarrollo de la Organizaci車n de Cooperaci車n y Desarrollo Econ車micos en Par赤s -- , las posibilidades de conseguir mejoras significativas de la salud en los pa赤ses en desarrollo nunca han sido mayores. Sin embargo, los retos que supone gestionar las relaciones y los recursos de m迆ltiples asociados en los sectores p迆blico y no gubernamental, as赤 como en los programas mundiales y en las alianzas de colaboraci車n entre el sector p迆blico y el sector privado, que van desde el Fondo Mundial hasta la Alianza Mundial Alto a la Tuberculosis, pasando por Hacer Retroceder el Paludismo -- por s車lo nombrar a unos pocos -- nunca han sido mayores. La Alianza Sanitaria Internacional, una coalici車n de organismos internacionales de salud, gobiernos y donantes, podr赤a ser de ayuda. El liderazgo y la transparencia de los pa赤ses beneficiarios en materia de gesti車n de la ayuda, elogiados en principio pero no demasiado practicados ni por los donantes ni por los receptores, se han tornado imperativos. Las perspectivas de evaluaci車n conjunta de las estrategias nacionales y la consecuente disposici車n de los donantes a apoyarse en las evaluaciones de otros asociados donantes para sus compromisos financieros merecen un seguimiento activo. Son retos inmensos, que merecen que las Naciones Unidas les presten apoyo en forma de desarrollo de la capacidad. Sin la voluntad y la capacidad de un liderazgo mejor de los pa赤ses beneficiarios, los riesgos de que los recursos financieros adicionales no conduzcan a los beneficios en la salud esperados son demasiado grandes. Depende de cada uno de nosotros hacer lo que podamos. Centr谷monos, todos, en las oportunidades.