25 de junio de 2020

Hace unos meses, algunos de mis compa?eros pasantes de las Naciones Unidas y yo est¨¢bamos disfrutando de una cena en un restaurante vietnamita en el barrio de East Village de Manhattan, en la ciudad de Nueva York. Al d¨ªa siguiente, un hombre llamaba "enferma" y agred¨ªa f¨ªsicamente a una mujer que llevaba una mascarilla amarilla, del tipo que ahora se suelen llevar para ayudar a detener la propagaci¨®n del virus COVID-19, en la estaci¨®n de metro Grand Street,1 no muy lejos de donde hab¨ªamos cenado. El virus no discrimina, pero la animadversi¨®n hacia la gente que se piensa que tiene el virus parece estar escalando. Sorprendentemente, he comprobado que se est¨¢n cometiendo muchos delitos de odio en todo el mundo contra personas que llevan mascarilla.

Mi pa¨ªs de origen, la Rep¨²blica de Corea, fue uno de los primeros epicentros de la pandemia de COVID-19, seguido de Italia, Espa?a y los Estados Unidos. Cuando el recuento de casos se disparaba exponencialmente all¨ª a finales de febrero de 2020, mis padres lloraban por tel¨¦fono dici¨¦ndome que se sent¨ªan aliviados de que yo estuviera en Estados Unidos. Todo aquel que necesitaba salir de su casa se pon¨ªa compulsivamente mascarillas, que en otros tiempos eran muy f¨¢ciles de encontrar en Corea del Sur y en solo unas pocas semanas se hab¨ªan convertido en algo muy dif¨ªcil de adquirir. Un d¨ªa concreto de cada semana, mis padres ten¨ªan que hacer una cola de horas para comprar una mascarilla, a menudo solo para enterarse de que hab¨ªan llegado demasiado tarde. En esos momentos, ten¨ªan que ponerse inevitablemente la mascarilla desechable que ya hab¨ªan usado durante d¨ªas, por miedo a sentirse intimidados por las miradas de los dem¨¢s si no la llevaban puesta.

Cuando la curva comenzaba a aplanarse en la Rep¨²blica de Corea, el n¨²mero de casos confirmados empez¨® a despuntar en Nueva York. Mis padres me volvieron a llamar, pero, en esta ocasi¨®n, para pedirme que me pusiera mascarilla cada vez que saliera de casa. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurr¨ªa en mi pa¨ªs, donde las mascarillas desechables se suelen vender en todas las farmacias, no era capaz de encontrar ni una sola en ninguna de las conocidas farmacias de Nueva York. No solo las mascarillas eran poco comunes en Estados Unidos, sino que muchos asi¨¢ticos que las usaban eran juzgados como contagiadores del virus. Ten¨ªa demasiado miedo de pasear por las calles con una mascarilla puesta y me negu¨¦ a hacerlo. Mientras la prensa en Estados Unidos publicaba que solo deb¨ªan llevar mascarillas las personas con s¨ªntomas, la gente de mi pa¨ªs se quedaba perpleja al ver a muchos occidentales dirigirse apresuradamente a los supermercados sin cubrirse la boca.

Cuestiones culturales

A finales de enero, los residentes de las ciudades de Asan, Jincheon e Icheon, de la Rep¨²blica de Corea, finalmente decidieron recibir a sus conciudadanos procedentes de la ciudad china de Wuhan, donde se pensaba que hab¨ªa comenzado la pandemia, en lugar de negarles la entrada. "Si se garantiza que se aplicar¨¢n las medidas preventivas necesarias, querr¨¦ lo mejor para su salud. No estaban en Wuhan adrede", dec¨ªan los ciudadanos.2 El Gobierno continu¨® recibiendo a viajeros chinos, explicando que los cierres de fronteras no solo no tienen beneficios pr¨¢cticos, sino que adem¨¢s, entre los casos confirmados del pa¨ªs, muy pocos eran chinos.3 Sin implementar el tipo de estrictas restricciones fronterizas y confinamientos que se impusieron en otros pa¨ªses, la Rep¨²blica de Corea pudo reducir su tasa de infecci¨®n a mediados de marzo. Esto fue posible no solo por el s¨®lido sistema sanitario del pa¨ªs, sino tambi¨¦n gracias a un amplio rastreo y una gran transparencia. Los movimientos de los pacientes confirmados se pod¨ªan rastrear de inmediato, de forma que el Gobierno pod¨ªa hacer pruebas o poner en cuarentena a todos sus contactos. A partir de los datos recopilados de las grabaciones de c¨¢maras de seguridad y el uso de las tarjetas de cr¨¦dito, fue posible recrear los movimientos de los pacientes con COVID-19 y avisar a las personas que se encontraran cerca a trav¨¦s de mensajes de texto. Tambi¨¦n eran de f¨¢cil acceso aplicaciones que facilitaban mapas visuales creados a partir de la informaci¨®n disponible.4

La voluntad y el consentimiento del pueblo de la Rep¨²blica de Corea para sacrificar derechos de privacidad en inter¨¦s de la seguridad p¨²blica y el resultante estudio epidemiol¨®gico llevado a cabo durante la emergencia nacional demuestran la mentalidad colectivista inherente a la cultura. La palabra espa?ola "conflicto" procede del lat¨ªn confligere, que significa "golpear juntos" o "luchar". Los conflictos se suelen comparar con el fuego y se suelen considerar como algo que se debe extinguir. La palabra "conflicto" en coreano hace referencia a una situaci¨®n en la que dos tipos diferentes de plantas trepadoras que tienden a entrelazarse en direcciones opuestas se enredan.5 Para resolver estos "conflictos", es importante "desenmara?ar la madeja de hilo". As¨ª pues, en la Rep¨²blica de Corea, una persona contagiada de COVID-19 no se considera alguien a quien repudiar, sino m¨¢s bien alguien a quien desenredar como parte de un conjunto. Desde la perspectiva coreana, fueron esenciales la vigilancia exhaustiva y la publicaci¨®n de informaci¨®n, sin perder ni excluir a nadie, como en la acupuntura, en la que las agujas se introducen en todo el cuerpo para la circulaci¨®n de la sangre. Del mismo modo, la responsabilidad de cada persona de llevar mascarillas para participar en la protecci¨®n de toda la sociedad, incluidas las personas m¨¢s vulnerables, fue una virtud evidente de mi pa¨ªs.

En los pa¨ªses occidentales, m¨¢s individualistas y m¨¢s familiarizados con la cirug¨ªa que con la acupuntura, las estrategias de contenci¨®n que incluyen confinamientos se est¨¢n utilizando ampliamente. En la misma l¨ªnea, en Estados Unidos, las mascarillas se han considerado tradicionalmente un medio para separar a los enfermos o, en algunos casos, incluso indicaban que el que las llevaba representaba una amenaza. Tal como evidencia el hecho de que muchos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea tengan antecedentes de considerar o de promulgar leyes antim¨¢scaras desde hace d¨¦cadas, la angustia por cubrirse la boca est¨¢ muy extendida en la sociedad occidental. Por ello, es comprensible que los Centros para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades de Estados Unidos tardaran un mes en repensar y eventualmente revertir sus pautas sobre el uso de mascarillas para hacer frente a la pandemia.

Una botella de gel hidroalcoh¨®lico de uso p¨²blico, junto a una se?al de advertencia sanitaria sobre la COVID-19 en la Rep¨²blica de Corea. Foto facilitada por Tabitha Kwon.

Tiempos para la solidaridad

Ninguna cultura es superior, sino que todas son complementarias. Toda cultura desempe?a un papel vital en la actual lucha contra la COVID-19. El t¨¦rmino "distanciamiento social" se est¨¢ utilizando mucho estos d¨ªas. Se considera clave para reducir la propagaci¨®n del virus y salvar a los m¨¢s vulnerables. Por rara que pueda parecer esta expresi¨®n, formada por dos palabras de significado opuesto, abarca tanto el colectivismo como el individualismo. Hace hincapi¨¦ en el hecho de que mantener la distancia f¨ªsica en inter¨¦s de los dem¨¢s es necesario en el contexto de pandemia global en que nos hallamos sumidos.

Todas las culturas merecen respeto. Muchas est¨¢n cambiando y creando nuevos fen¨®menos a nivel mundial, tal como se ve a trav¨¦s de la decisi¨®n de Alemania de exigir el uso de mascarilla en exteriores. Sin embargo, un d¨ªa despu¨¦s de que la autoridad de transportes de Filadelfia anunciara una pol¨ªtica por la que se prohib¨ªa que los pasajeros sin mascarilla utilizaran sus servicios, sali¨® a la luz el v¨ªdeo de un hombre sin mascarilla que era arrastrado a la fuerza fuera de un autob¨²s municipal. El v¨ªdeo suscit¨® la indignaci¨®n de muchos, mientras otros argumentaban que la acci¨®n policial fue una medida necesaria teniendo en cuenta la crisis mundial. M¨¢s tarde, la autoridad de transportes modific¨® su pol¨ªtica para levantar la obligatoriedad de llevar mascarilla, pasando a ser una recomendaci¨®n.6

Es normal que la gente est¨¦ confusa ante estos cambios de normas culturales. De hecho, parece l¨®gico que sintamos ansiedad en el estado de incertidumbre y cambio en que nos encontramos. Ahora bien, con una mejor comprensi¨®n de otras culturas, percepciones y situaciones, la humanidad puede superar el odio y abandonar la necesidad de culpar a los dem¨¢s. Es el momento de la solidaridad y la cooperaci¨®n global para lograr la paz y el bienestar de todos. Aunque puedan existir restricciones fronterizas, no deben dividir nuestra unidad para luchar juntos contra este virus. Por el bien de los m¨¢s vulnerables, incluidas las personas mayores, los refugiados de los campos y las personas sin hogar que viven en las calles, la comunidad internacional debe trabajar codo con codo y hacer gala de civismo global para luchar contra este virus en estos tiempos sin precedentes. 

Notas

1David K. Li, "Coronavirus hate attack: Woman in face mask allegedly assaulted by man who calls her ¡®diseased¡¯", NBC News, 5 de febrero de 2020.
Disponible en  (solo disponible en ingl¨¦s).

2Jong-gu Han, "?? ??? ???" ????? SNS? ?? ?? ?? ???", Yonhap News, 31 de enero de 2020. Disponible en  (solo disponible en coreano).

3Sungmin Yoon, "???? ???"? ìi, ??? ???? ??? 5?? ??", Joongang Ilbo, 27 de febrero de 2020. Disponible en  (solo disponible en coreano).

4Max Fisher y Sang-Hun Choe, "How South Korea Flattened the Curve", New York Times, 23 de marzo de 2020. Disponible en l (solo disponible en ingl¨¦s).

5Soo-Young Kwon, "[Reasons and Reflections] Why We Should Not Cut off Relationships, but Solve Conflicts", The Kyunghyang Shinmun, 10 de enero de 2020. Disponible en .

6Cailtin O¡¯Kane, "Philadelphia transit officials change policy on masks after video shows man being dragged off bus", CBS News, 13 de abril de 2020.
Disponible en  (solo disponible en ingl¨¦s).

La °ä°ù¨®²Ô¾±³¦²¹?°¿±·±«? no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?