20 de marzo de 2023

Mientras se discute sobre agilizar los avances en cuestiones hidrológicas y de saneamiento, abramos un paréntesis para reflexionar sobre la labor que realizamos y por qué es importante. En primer lugar debemos recordarnos a nosotros mismos por qué tenemos una crisis mundial del agua y el saneamiento y qué resultados deben obtenerse de la   para resolver esa crisis.

Mientras se inaugura la Conferencia, 2.000 millones de personas seguirán viviendo sin acceso a agua gestionado sin riesgos y 3.600 millones sin saneamiento gestionado sin riesgos. Se trata de los servicios más básicos necesarios para la salud de las personas. Por tanto, existe una necesidad absolutamente imperiosa de emprender acciones mucho más rápidamente, sobre todo en el caso de las mujeres, las ni?as y los grupos marginalizados. La demanda mundial de agua se está disparando. La agricultura requiere más recursos hídricos, y lo mismo ocurre con la industria, la fabricación y la generación de energía. A su vez, el cambio climático está provocando que los suministros de agua sean más escasos e impredecibles, y muchas fuentes hídricas acusan cada vez mayor contaminación. 

Este ciclo del agua, cuyo funcionamiento se ha visto alterado, ya está causando estragos. Familias, explotaciones agrarias, fábricas y sociedades de todos los continentes se están viendo afectadas. Cada a?o, millones de personas se ven obligadas a desplazarse.

Por tanto, nos hemos desviado mucho del cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6 de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos en 2030.

Los últimos datos muestran que, por término medio, los gobiernos deben aumentar cuatro veces el ritmo de los avances para cumplir el plazo marcado para el . Muchos países deberán acelerar los progresos incluso más.

Un aspecto todavía más preocupante es que, dado que el agua es el elemento vital de nuestro planeta azul, un avance insuficiente en el ODS 6 perjudica a los otros 16 ODS, entre ellos, los relativos a la salud, la educación, el género y el medio ambiente. Por tanto, no es exagerado decir que la falta de avances en cuestiones hídricas y de saneamiento está poniendo en peligro toda la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En resumen, dejar que las sociedades y las economías sigan soportando esos servicios de agua y saneamiento gestionados de manera inadecuada no solo es moralmente injustificable, sino que además supone una amenaza existencial para todos nosotros.

Cartel de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el agua 2023: "Sé el cambio que quieres ver en el mundo".

Pero, ?cómo podemos alejaros de esa senda peligrosa?

António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, ha afirmado lo siguiente: "El mundo no está evolucionando gradualmente. No podemos evolucionar gradualmente. No es un momento para entretenerse. Es un momento para la transformación".

La época en que vivimos, en la que existen numerosas crisis que se refuerzan mutuamente, lo ha confirmado de manera brutal. La única manera de responder a este reto es con una intervención sin precedentes al más alto nivel, respaldada por una coordinación a escala mundial.

Ahora bien, ?cómo y dónde podemos intervenir para conseguir esa rápida transformación que se necesita? No hay ninguna palanca mágica que podamos accionar, pero sí existen intervenciones que pueden actuar como catalizadores para poder avanzar en las distintas esferas de las crisis. Una de esas intervenciones sería lograr progresos en materia de agua y saneamiento.

De la misma manera que de cada gran desafío se derivan consecuencias negativas relacionadas con el agua, las soluciones positivas en materia hídrica también tendrían un impacto positivo ante cualquier reto social, económico y medioambiental.

Sin embargo, ha pasado ya demasiado tiempo sin que el agua y el saneamiento se beneficien del mismo planteamiento estratégico —a escala nacional, regional y multilateral— que otros problemas, como los relativos al cambio climático, la salud, la alimentación, las cuestiones de género, la biodiversidad y el socorro en casos de desastre. Además, el agua no suele tenerse en cuenta en los procesos temáticos intergubernamentales.

El agua parece encontrarse en una posición curiosa: está en todas partes y en ninguna a la vez, es vital para todos y, sin embargo, no es responsabilidad absoluta de nadie.

Es necesario que ocurran dos cosas a la vez: las Naciones Unidas deben asumir el liderazgo mundial en materia de agua como una cuestión vital, y el agua debe incorporarse a todos los demás procesos intergubernamentales relacionados con el desarrollo sostenible.

Es por ello que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el agua 2023 tiene tanta importancia. Dado que se trata de la primera cita de este tipo en casi 50 a?os, es la oportunidad más importante en toda una generación para unir el sistema de las Naciones Unidas y los actores gubernamentales y de los sectores público y privado en torno al agua. El objetivo debe ser tanto acelerar como incrementar los progresos hacia la consecución de la Agenda 2030.

Esta no puede ser una conferencia más: debe suponer un punto de inflexión, porque resolver nuestros problemas de agua equivale a resolver el cambio climático, el hambre, la pobreza, la desigualdad por motivos de género, el bajo nivel educativo, unos servicios sanitarios deficientes y muchos otros obstáculos que nos separan de un futuro mejor y sostenible.

El principal resultado de la Conferencia será un programa de acción sobre el agua. Este plan definirá el rumbo para logar un cambio rápido y transformador que se prolongue más allá de 2030. En él se incorporarán tanto los compromisos vigentes como otros nuevos de carácter voluntario de todos los sectores y todos los niveles de la sociedad con el objetivo de cumplir a tiempo el ODS 6.

Para terminar, les dejo con esta reflexión: el agua es asunto de todos. Todos tenemos que desempe?ar nuestro papel.

Por este motivo, la campa?a  promovida por ONU-Agua nos recuerda que debemos "ser el cambio" que queremos ver.

Hay una antigua historia sobre un colibrí que hace frente a un enorme incendio en el bosque llevando gotitas de agua para apagar las llamas. Los otros animales no hacen nada y se burlan de él. El colibrí les responde: “hago lo que puedo”.

Puede que cada uno de nosotros solo podamos lograr peque?os cambios, pero cuantos más seamos los que “hacemos lo que podemos”, mayores avances lograremos.

?nanse a nuestro movimiento, sitúen el agua en el centro de todo lo que hacen y conseguiremos que nuestro mundo sea un lugar más seguro, justo, saludable y sostenible. 

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el agua 2023, copatrocinada por el Reino de los Países Bajos y la República de Tayikistán, se celebrará en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, del 22 al 24 de marzo.

 

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