El 2 de marzo de 2022, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución tras la invasión rusa de Ucrania. En el se insta a la inmediata resolución pacífica del conflicto, que tiene graves repercusiones humanitarias y consecuencias devastadoras para la población civil. la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, millones de personas se han visto obligadas a desplazarse.

La , institución miembro de la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI, por sus siglas en inglés) en Polonia, reaccionó rápidamente ante la crisis. Esta institución privada de educación superior, que tiene su sede en la ciudad de Varsovia, a unos 300 km de la frontera con Ucrania, acoge a más de 500 estudiantes ucranianos, así como a muchos profesores y miembros del personal de ese país. Casi inmediatamente después de que las primeras bombas rusas cayeran sobre Ucrania, la comunidad de la Universidad Lazarski empezó a movilizarse.?

Las modalidades de asistencia van desde la recaudación de fondos para los ucranianos que ya se encontraban en la institución hasta la prestación de servicios a los recién llegados, como por ejemplo, apoyo psicológico, asistencia jurídica y cursos gratuitos de polaco. “Me siento muy orgulloso de las actitudes que demuestran diariamente todos los integrantes de nuestra comunidad académica”, comenta el profesor Maciej Rogalski, Rector de la institución.

“Sabemos muy bien lo que es la guerra y lo importante que es prestar asistencia. Casi todos los que pertenecemos a la universidad tenemos un amigo o un compa?ero de Ucrania y no se nos pasa por la cabeza no ayudarlos”, explica Magdalena Mieczkowska, especialista en marketing y profesora. “Nuestros decanos iban personalmente en sus vehículos?a buscar a los ucranianos a la frontera y también recibimos varios mensajes en las redes sociales de voluntarios que nos preguntaban cómo podían ayudar”, a?ade.

El Servicio de Asistencia al Estudiante de la universidad, que se creó inicialmente para facilitar la adaptación de los estudiantes a la vida universitaria y a la ciudad de Varsovia, ha asumido una nueva función debido a la crisis que se ha desencadenado. La Coordinadora del Servicio, Daryna Petryk, natural de Ucrania, cuya familia se encuentra todavía en su país de origen, trabaja día y noche para ayudar a sus compatriotas ucranianos, a pesar de las dificultades y de la carga emocional que ello conlleva.?“Hacemos lo que podemos, aunque, sinceramente, yo me siento culpable por estar aquí y no con mis seres queridos. Lo único que contribuye a paliar este sentimiento es ser consciente de la importancia de la ayuda que estamos prestando”, dice, haciendo hincapié en todas las personas que se han unido para prestarse apoyo mutuo.

Más de 250 personas de la universidad, procedentes de numerosos países del mundo, incluida Rusia, trabajan para prestar asistencia a los ucranianos. Miroslava, estudiante rusa que trabaja como voluntaria y se encarga de coordinar los turnos, comenta: “Sé de dónde soy. Sé quién soy. Pero en este momento ni siquiera sé en qué día estamos”.

Los alumnos y las entidades asociadas a la universidad también participan activamente. Aksen Semak, un ciudadano ucraniano propietario de una marca de ropa que vive en Polonia desde hace seis a?os y ha trabajado en campa?as publicitarias para la institución, organizó un acto benéfico. El dinero recaudado se utilizó para comprar chalecos para los voluntarios que prestan asistencia humanitaria directa, y medicamentos para las personas que los necesitan. “En solo dos días hemos logrado recaudar más de 6.000 dólares estadounidenses. Mi equipo y yo estamos asombrados ante la respuesta de una comunidad universitaria que tuvo la valentía de decidir dejar a un lado sus responsabilidades para abrir su corazón a una nación hermana y prestarle apoyo con inmensa dedicación”, explica.

Los voluntarios de la universidad ayudan no solo en el recinto universitario?sino también en la comunidad. Por ejemplo, preparan sandwiches para las personas que llegan a las estaciones ferroviarias de Varsovia, renuevan los hogares de los refugiados, descargan los envíos de mercancías de los donantes, ayudan a gestionar el tráfico en los aeropuertos e incluso se ocupan de los ni?os ucranianos desplazados. En particular, cabe destacar la fuerza, a través de la unidad y el amor, de la comunidad de la Universidad Lazarski, que se autodenomina la “Familia Naranja” por el color de la institución.??

“En medio del dolor decidimos transmitir amor en cada segundo del turno y a través de todos los voluntarios. Otros pueden desentenderse, pero nosotros no. ?Ayudemos todos juntos!” subraya Anastasiia Menshykova, de origen ucraniano y profesora y coordinadora del Servicio de Atención de la universidad. Con esta iniciativa, la institución demuestra lo que realmente significan los principios de la UNAI, a saber, comprometerse a fomentar la paz, resolver los conflictos y promover los derechos humanos en el marco de la educación superior.

Todos podemos intentar seguir su ejemplo.